Porque en realidad no necesitamos ranas que al besarlas se conviertan en príncipes, necesitamos ranas que al besarlas nos hagan sentir princesas. Volver a sentir la ilusión, la seguridad, el cariño... Porque a veces un solo segundo es suficiente para darte cuenta que la persona que llevas años buscando la tienes delante y quizás en otro segundo te haga perderla para siempre por culpa de esa maldita coraza que no te deja vivir.
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